México impuso a partir de este sábado un arancel del 50 por ciento a la importación de maíz blanco con el objetivo de impulsar la producción nacional y evitar el ingreso de grano modificado genéticamente, según el presidente.
La medida, publicada la víspera en el Diario Oficial de la Federación (DOF), estará vigente hasta fin de año y tiene lugar en medio de la controversia comercial abierta con Estados Unidos y Canadá sobre maíz transgénico.
El maíz blanco fue uno de los alimentos de la canasta básica que quedaron exentos de aranceles a principios de año en un intento del gobierno de controlar la inflación en el país. Pero según el decreto, esa decisión “no ha generado un impacto significativo en la disminución de precios en el mercado nacional, por lo que se considera pertinente eliminarla”.
La inflación general anual se considera ya más o menos controlada por el gobierno. Se ubicó en mayo en el 5.84 por ciento. Y llegó a 5.18 por ciento en la primera quincena de junio.
México importa poco maíz blanco —-el que se usa para consumo humano— principalmente de Estados Unidos y de Sudáfrica. Pero como la imposición de aranceles choca, en principio, contra el tratado de libre comercio T-MEC, podría complicar la controversia comercial que ya tiene el país con Washington y Canadá por el comercio de maíz modificado genéticamente.
México quiere restringir el maíz transgénico para el consumo humano —el blanco— y, a la larga, vetarlo también para la alimentación animal —el maíz amarillo o forrajero—, algo que sus dos socios del norte dicen que dañaría el comercio en la región. Solo de Estados Unidos, México lleva años importando maíz transgénico amarillo por un monto de unos 3 mil millones de dólares anuales porque ese producto es deficitario en el país.
Tanto Estados Unidos como Canadá consideran que los miedos mexicanos a los peligros de ese maíz modificado genéticamente no están sustentados por la ciencia y por ello activaron un instrumento para solucionar controversias que existe en el seno del tratado de libre comercio norteamericano, el T-MEC, y que, de no llegarse a un acuerdo, podría acabar en sanciones.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho no tener miedo a las controversias y ha insistido en que solo se debe usar para consumo humano el blanco nacional, en primer lugar para apoyar el mercado mexicano y también porque el importado, aunque más barato, está modificado genéticamente.
Fuente: AP
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